Que la naturaleza nos sane
Nos vimos las almas y conectamos hace algunos años, en un viaje en bicicleta, que el corazón necesitó para sanar y donde el cuerpo entregó todo de si para llegar, siempre para adelante.
Claro que ella ya existía en mi, y fue paciente, silenciosa y perseverante, esperando el momento en que yo le hiciera luga para germinar, para nacer y existir.
Fue una tensión muscular, la que despertó en ese viaje la necesidad de sanar. La Árnica, protagonista y abundante, en el preciso momento en que el dolor se hacia cada vez más insoportable.
Y asi fue, que sucedió, que mi alma conectó con ese saber, con la naturaleza que la rodeaba y con las plantas medicina que existen en todos los lugares, desde siempre.
A partir de ese momento, las plantas se volvieron nustras aliadas en nuestra rutina diaria y parte de nuestra vida, para limpiarnos, curarnos, alimentarnos y sanar.
Artemisa y yo somos una, pero también somos mil. Aún nos estamos descubriendo, pero buscamos alcanzar nuestras metas juntas. Hay algo que siempre tuvimos y tendremos en común, algunas máximas que ya existen dentro nuestro y planeamos respetar y hacerlas realidad.
Son estas máximas las que nos invitan a existir, a salir al mundo, porque Creer es Crear, y acá estamos, confiando y aportando para que existamos en un entorno mas amable y conciente.
Gracias por acompañarnos en este viaje,